Que
no, que no te empeñes. Esto no lo hace cualquiera. Porque no se trata de
una frase hecha llena de empalago que chirría en los oídos al leerla. Tampoco
importa si es corta o larga, sino lo que expresa. Un instante, un sentimiento o
un deseo. Ella tiene un efecto de ida y vuelta. De quien la escribe con agrado
para quien la lee con verdadero placer.
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